Sin Refugio

Alondra de mi casa ríete mucho/que es la risa en tus ojos la luz del mundo/Ríete tanto, que mi alma al oírte bata el espacio/Tu risa me hace libre, me pone alas/ Soledades me quita, cárcel me arranca/Boca que vuela, corazón que en tus ojos relampaguea/Es tu risa la espada más victoriosa/ vencedor de las flores y las alondras/ Rival del sol/Porvenir de mis huesos y de mi amor. (Miguel Hernández)

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Lugar: Santiago, Chile

lunes, mayo 28, 2007

¡¡¡Hasta que llegó el día en que naciste, Emilio!!!


Para la estadística: 11 de marzo de 2007 a las 8:28 A.M. Pesando 3,660 kg., con 52 cm. de estatura, vino al mundo mi hijo después de 39 semanas de desarrollo junto a mí, compartiendo antojos, penas y alegrías. Ahora él podrá, poco a poco ir descubriendo lo que motivan estos y otras sensaciones y sentimientos en sí mismo, por sí mismo.

Mientras se acercaba el día del “alumbramiento”, me fui dando cuenta de lo increíble y excepcional de mi “estado”. Disfruté cada momento de mis últimos meses, regaloneando y dándome hartos gustos, sin embargo, tenía cada vez más ganas de que llegara el momento del parto, no para dejar de estar embarazada, sino para conocer al fin a mi bebé, para poder abrazarlo y ver su carita.

No voy a dar detalles del trabajo de parto. Sólo diré que cuando duele poco, no es como para gritar, pero cuando duele harto (las contracciones), es más bien como un dolor muscular, como un calambre doloroso, por lo que es imposible gritar o hablar, lo que te pasa en realidad es que se te va el habla. Esto lo digo por esas películas donde las minas gritan y transpiran durante el parto. Por cierto que cuando te ponen la epidural y demases, el parto se convierte en lo opuesto a algo doloroso. Mi recuerdo del parto es, lejos del dolor bíblico, sentir a mi bebé llorando y de pronto tener una cosita calientita y pegajosa en el pecho: era Emilio, que cuando sintió los latidos de mi corazón de inmediato dejó de llorar. Cuando bajé la mirada hacia donde éste se encontraba, tenía la mirada fija, como prestando atención. Espero que esa costumbre de escuchar no se le agote con el tiempo y la paciencia, como a la mayoría de los mortales.

Para concluir: Mi pequeño Emilio está sanito y es hermoso, y para mí, es la personita más linda y más importante del universo.


La fotografía es de Emilio Recién Nacido tomada el 11 de marzo cerca de las 2 de la tarde por mi hermano.

María Elena Walsh - La Vaca Estudiosa


Una Canción Infantil


Esta canción infantil es de la argentina María Elena Walsh. Nada como una hermosa canción, compuesta por una buena músico. Otra cosa es insultar a nuestr@s hij@s. Para Emilio, por supuesto.

Había una vez una vaca, en la quebrada de Humahuaca,
como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja,
y a pesar de que ya era abuela, un día quiso ir a la escuela,
se puso unos zapatos rojos, guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada y dijo: “¡Estás equivocada!”
la vaca le respondió: “¿Por qué no puedo estudiar yo?”
la vaca vestida de blanco, se acomodó en el primer banco,
los chicos tirábamos tizas, y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa, a ver a la vaca estudiosa,
la gente llegaba en camiones, en bicicleta y en aviones,
y como el bochinche aumentaba, en la escuela nadie estudiaba,
la vaca de pie en un rincón, rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos nos convertimos en borricos,
y en ese lugar de Humahuaca, la única sabia fue la vaca,
y en ese lugar de Humahuaca, la única sabia fue la vaca,
y en ese lugar de Humahuaca, la única sabia fue la vaca.